PASO DEL PUENTE

Mi niño pasó el puente que lo conducirá a bachillerato, y yo

 como siempre, de su mano, dejándome enseñar.

Tengo que reconocer que este día es especial pero de sorpresa. No sé muy bien qué pensar o qué sentir. Felicidad por él, claro, logró terminar su primaria, llegar al final, a pesar de que ha sido difícil. 

Y la dificultad no es porque no pueda o porque tenga alguno de esos trastornos que hace de los años infantiles una proesa. No. Juan David es muy inteligente, capta de manera asombrosa detalles, aspectos. Aprendió a contar a sumar y a hacer operaciones de manera casi espontanea, mágica digo yo.  La lectura fue impresionante, descubrió el mundo, cuando aprendió a leer, estar ahí fue como un milagro, porque quería más y más. 

Pero Juan Da no es escolar. No le gusta escribir. Prefiere jugar. Los cuadernos con mamarrachos son lo suyo, con tachones, con tinta de todos los colores, con letras de tamaños diversos, dependiendo de si está jugando o serio. En esas condiciones, no fue fácil. En un sistema en el que todos los niños deben iguales, no es fácil. 

El lenguaje fue lo más complicado. Un retraso del desarrollo del lenguaje no produce freno. Y yo, más que hablar de que tuvo un retraso, digo que es su forma de estar en el mundo. El habla como piensa, a la carrera, como en un partido de fútbol, a la carrerita, como salga. A veces la jugada solo la entiende él, sale muy bien, pero nadie supo cómo.

El empeño era que hablara bien y lo logramos porque habla como él. Aún al final de la escuela le cuesta concentrarse, tener ideas todas bien organizadas, aun a veces solo quiere jugar. Sabe todo, dice la profe, mejoró con los amigos, el viaje a Francia fue toda una experiencia. Habla francés con la fluidez de sus 10 años paisas, habla español como charlando y nos hace felices a todos con sus historias. 

Me siento feliz este día, y con la incertidumbre de lo que será. Solo espero que logre sus propósitos, y entonces el profesor Julio, el mismo que le enseñó a leer y escribir en CP despidió su grupo diciendo: 

«El bosque sería muy triste si sólo cantaran los pájaros que

mejor lo hacen» 


Sin duda mi niño es uno de esos pájaros que hacen que el bosque sea maravilloso!!  Yo oigo su canto y su voz, oigo lo que tiene para enseñar...yo sé el camino que ha realizado, yo sé que tan lejos puede llegar.

 El bosque está alegre. Juan David canta y vive en él. 

junio 2018